miércoles, 7 de mayo de 2008

Un encuentro predilecto

Aquel extraño poeta
Revivió en mí el fulgor de mujer,
Aún tiemblan mis manos por sus besos,
Aún su deleite no se desprende de mi cuerpo,
Aún su imperturbable mirada
Clava su enigma en mis ojos
Desde el más allá de mi cintura…

No ha sido real, ni ha sido fantasía,
Ha sido un ente solemne
Que ha entrado con sigilo en mi aposento
Y como una serpiente por las colchas
Se ha apoderado de mi enfermizo cuerpo;
Y ha sido éste el instante más corto
En el que he estado poseída jamás,
El más fatídico secreto glauco,
La línea más difícil de explicar,
Una invasión en el cerebro que no me deja pensar.

No dijo nada y se fue su lado corpóreo,
Pues se quedó su avezado éter
Sentado junto a mi almohada
Y mirándome imprecisamente
Para saber qué es aquello que escribo,
Aunque supone seguro que se trata de él.

Veo que cierra los ojos y se queda pensativo
No sonríe, no se apena, no se inmuta,
Tal vez esté recordando vagamente
Mi pasión al estilo de Shakespeare
En el momento que derramó
Su contenida hombría dentro de mí.

Aún lo siento y es electrocutante,
Que me hace escribir en cursiva, como nunca,
Que me tiene suspirando, sintiendo a mi alma
Muy cerca de mi mojada garganta;
Hasta mis huesos han formado
Una inclinada torre de amor, como la de Pisa,
Un amor recién descubierto
Entre los miles que creo que existen.

Sí, para mí hay un amor diferente
En cada rincón, hasta en la losa de mármol;
Uno analfabeto, con sintaxis ó con locura,
No importa cómo, pero es…
Hoy ha venido alguno de una tierra inexplorada
En forma de un hombre de alta estatura,
De cabello negro, intenso y delicioso
Y con los ojos más indescifrables del mundo:
Pues esconden dos mares
A millones de metros de profundidad.

Sigue pensativo a mi lado y me mira de soslayo,
Sabe que muero por él, que por él me inspiro ahora
Y es una inspiración digna
Del código de la muerte,
Porque proviene de lo desconocido,
De lo que no se puede profetizar…

Cada uno de sus miembros
Me ha dejado sin aliento,
Pero con el olfato de una loba
Para poder percibir la esencia aquélla
Tan recóndita de la vida,
Aquélla que a veces amo
Y menosprecio otras veces también
Pero que en este momento amo sin lugar a dudas.

Y es que hemos desobedecido juntos
Las leyes de la gravedad,
los santuarios de la realidad,
Los hilos de la fantasía,
Convirtiéndonos en dos libres unicornios
Cabalgando en un solo espíritu
Por los bordes asesinos del sol…

No puedo creer aún que exista tal fuerza,
¡Que mientras late crea maravillas
Y que mientras muere por instantes
Se relaje y piense en otras más!
A lo mejor no es en ninguno de los dos momentos,
Sino en esos tajantes intervalos
Donde aparecen criaturas tan bellas
Como el visitante que vino a verme;
Ése que ahora se para de mi cama,
Se despereza un poco,
Vuelve otra vez donde mi persona
A rozarme apenas, con su respiración,
Casi me besa, pero me aprisiona del todo.
Satisfecho se va
y como en la magia de los cuentos, se esfuma,
se disuelve en un humo blanquecino.

Así termina mi viaje
En el carril por el que pocos pasan
Y saludo a viajeros soñadores,
Que se parecen mucho a mí.

Un día espero, ansío, anhelo
Con todas las palabras de deseo posible,
Volver a verlo;
No como un segundo encuentro,
Sino como un primero único,
Con la misma intensidad,
Con el mismo coraje,
Con el mismo silencio,
Con la misma verdad;así mi cerebro quedará un poco raído,
Pero el resto de mi humanidad
Bastante, demasiado complacida…

DEMA ÍNDIGA



Imagen: www-all-pictures.org

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