jueves, 29 de mayo de 2008

Dios me libre!

Dios me libre, el único que puede,
del minuto trágico, de la decisión fallida;
Cuando hay que decidir lo correcto,
cuando los sueños de ello dependen.

Dios me libre, el único que puede,
de perder la esperanza, si la senda muere;
Lo que vemos, solo es lo que vemos,
el futuro es incierto, pese a los intentos.

Dios me libre, el único que puede,
de que la alegría falte, y no me revele;
de que crea que soy un fracasado,
cuando en lo fácil, tontamente erre.


Dios me libre, el único que puede,
de tantas cosas que acometen,
contra este pecho que pelea,
por su esperanza inocente.




Javier R. Cinacchi

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