martes, 26 de mayo de 2009

BOCA...


Un cuento de aquéllos...en los que una vez mi imaginación me sonrió y me sedujo de la mejor forma ;)...Absorbiendo ilusiones...

En ese tiempo aún no se formaban las montañas azules en mi país. Ya había pasado el año 2012 y me contaron que se hizo realidad la profecía de la cual el mundo tanto había hablado. Ahora existían montañas azules por todo el planeta. No calles, no avenidas, no mares, ni nada….sólo montañas.
Estábamos a punto de morir y nadie lo quería admitir. El frío era insoportable y una extraña capa gris cubría el calor de los rayos del sol. Antes no creíamos en la magia y ahora ella era parte de nuestra corta y ya prescrita vida. Los árboles caminaban de un lugar a otro y al encontrarse se sumergían en una ola de excitación y se formaba entonces una pequeña montaña, color marrón; las aguas de las cascadas que corrían por su camino cada vez más seco, se iban convirtiendo en cristales tornasoles que se elevaban hacia el cielo, cual fantástica lluvia…impecable. Los cristales-
-¿Sigues escribiendo, madre?, -le dijo una mujer joven a una vieja que escribía debajo de el único árbol que no se había movido del lugar.
-Es todo lo que me queda, hija. Mira que somos el único rincón terrestre que no tiene montañas azules.
-¿Y cómo lo sabes?, -preguntó la joven sonriendo afablemente.
-No pidas respuestas de las cuales puedas arrepentirte después. Sólo sé que es así.
-Lo siento, madre, -dijo la joven avergonzada-. Sigue escribiendo.
La vieja sólo asintió mentirosamente. No seguiría escribiendo. Se iría a la última montañita marrón que se había formado, para así poder hablar con el ser natural. Nadie creía que tenían esa facultad comunicativa, pero ella sí. Nadie tampoco se atrevía a hacerlo, pues casi siempre la gente que lo intentaba se volvía loca. Mas ella ya lo estaba, ¡qué diablos le importaba refrescar la mente un poco más! Caminó sin que nadie la viera y se encontró con la que en tiempos cercanos fue un par de árboles:
-Interesante. Eres buena, -exclamó la montaña con voz serena.
-Ya lo sé. Y todo esto es bueno de igual forma. Pero eres tan increíble que me pareces mentira. Quiero saber por qué pasó todo esto. ¿Por qué no llegan las montañas azules?
-Me preguntaste lo mismo la otra vez.
-Por favor, dímelo. Quiero que el universo entero, en un futuro cercano sepa de los pocos terrestres que quedan.
-Ahora estamos mezclados, hermana, -respondió la cómplice intelectual-. Es cuestión de que nos adaptemos. Duendes y mujeres; hombres y montañas; lagartos y comadrejas; magia y extraterrestres. Hemos elegido vivir aquí antes de que sea demasiado tarde.
-Pero, ¡ya se cumplió la profecía!, -dijo la mujer exaltada, pero agachando su cabeza-
La montaña la vio y apiadándose de ella abrió su enorme boca.
La mujer miró el cielo antes de entrar, y como en los mejores tiempos, lloró feliz debido a la luz potente que le brindaba el gran astro. Entró por la boca de la montaña: infinita, inmensa, negra y colorada. Por ahí se perdió y también se encontró a cada paso con los pensamientos inauditos de su cerebro y con la imaginación olvidada de su corazón…


B.S.C. Pájaro azul 11